lunes, 29 de mayo de 2017

UN BURRO EN EL MIGUELETE.


Originalmente, el Miguelete se hallaba exento y separado del edificio de la catedral. En 1459 se iniciaron las obras de ampliación de la misma, que incluían entre otras reformas la unión de la torre y el aula capitular. El Cabildo encargó estas obras al maestro cantero Francisco Baldomar, reconocido profesional y por lo visto excelente persona de carácter confiado y pacífico. De ello se aprovechaban sus trabajadores y obreros, que a menudo le martiri...zaban con chanzas y bromas más o menos pesadas.
En una ocasión, sin embargo, las cosas llegaron demasiado lejos. El maestro Baldomar guardaba en un cobertizo cercano un borrico de su propiedad, al que al parecer guardaba un gran cariño. Sabedores de ello, un grupo de bromistas sacaron al animal de allí y, al amparo de la noche, consiguieron –después de grandes esfuerzos, suponemos- subirlo hasta lo alto del Miguelete, donde lo dejaron sin que nadie en la ciudad se apercibiera de la maniobra.
Al día siguiente, la sorpresa de los sacristanes que subieron a la torre para hacer sonar las campanas fue mayúscula cuando se encontraron al pobre animal en la terraza. Aterrorizados corrieron escaleras abajo para comunicar la noticia, y como solía ocurrir en esa época se atribuyó el suceso a la intervención del diablo. Lo mismo pensó al enterarse el bueno de Baldomar, quien no podía explicarse cómo su burro había podido aparecer en lo alto del Miguelete, salvo por magia y brujería.
Fuente porvalencia.com

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